sábado, 3 de enero de 2015

Cuentos


Vida nueva.


Comienza 2015. Para aquellos que piensan que el Tiempo es plano será otro año como cualquiera. Pero si el Tiempo es un viento que se lleva el polvo y las cenizas del año pasado y los anteriores entonces nace una nueva oportunidad de cambio a nuestro favor y la de los nuestros y dependen de nosotros.
Soy escépticamente atea pero esta noche del tercer día del nuevo año me pregunté por qué no y necesité prender una vela quizás para buscar algo puro como una llama de fuego. Quizás para transitar toda la Historia de la Humanidad, ese torbellino de hazañas y desastres, guerra y paz y pan y agua y una boca sedienta y hambrienta. Mil, millones de bocas sedientas y hambrientas para llegar a hoy con la gravedad natural que nos dejaron los que murieron en todo ese intangible lapso de tiempo.
Otra vez el Tiempo…esa veleta loca que lo mismo da si indica el norte o el este y se ve envuelto por nuestros cuerpos humanos, nuestras palabras que se trasladan en el aire, por llamarlo de una manera incorrecta.
El Tiempo va unido a la geografía, a la meteorología, también a la Tierra donde deja su marca y nos muestra su mueca con su cara de payaso que sabe ser severo, bondadoso y cruel. Todo en un cuento, todo en el Tiempo…
Ah! La vela encendida.
La verdad que me imaginé que podía rezar (a Cristo ya que pertenezco a la parte del mundo llamada Occidente y Tercer Mundo o como dicen ahora País Emergente, mi querido Uruguay) pero allí está el vaso de café con su luz sobre la mesita y no consigo rezar. Sólo escribir estas tonterías que son absurdas y no le interesan a nadie…
Geográficamente, Montevideo el 3 de enero de 2015 en la noche fresca que invita a soñar todo lo soñable en este Conventillo de Medio Mundo de 7.000 millones de habitantes.
Quería por una vez agradecer quien soy y dar gracias por los que me quieren y me apoyan, rodeándome de una aura de cariño muy fuerte que puedo palpar con mis manos y puedo ver esa gran ola que se desliza por debajo de mis pies haciéndome resbalar y caminar hacia delante con caídas a veces pero lo suficientemente grande para levantarme de nuevo.
Quizás eso es Dios, no lo sé…
Por alguna razón nos anudamos estrechamente y hacemos como dice la canción una Muralla, para sentirnos un poco más seguros frente a la impetuosa e irremediable incertidumbre de la Vida.
Creo que esta noche puedo reírme de los vaivenes de ella, a pesar de los pesares.
Juega con nosotros pero no es un juego, después de todo somos carne y hueso y nervio.
Tengo ganas de tomarme de ella como en una gran serpentina y bailar a su ritmo y al mío toda la noche, hasta que las velas ardan y aparezcan todos los grandes y pequeños, los simples, los que hacen el día a día en una gran bailanta…
De fondo puede haber una Tarantella, la música de fondo de la película “Zorba el griego”, una milonga acompañada de guitarra o un bandoneón, un rock and roll o salteemos por qué no a la música de cámara, todos en la bailanta agarrados de la mano.
Bueno, el rezo terminó en un monólogo de euforia aparentemente.
Sólo quiero aclararles que no es un folleto pentescostal sino les costaría una fortuna, jejejeje


C.G.T

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